EL AÑO DE LLEVAR FRUTOS QUE PERMANECEN
PERDONAR Y NO HACER JUICIO

ESTUDIO Nro. 23-2025
Mateo 6:9-13
"Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén."

El Señor Jesús, luego de dar las directrices para orar eficazmente, nos dejó la oración modelo que conocemos como “El Padre Nuestro”. Esta oración es una serie de declaraciones basadas en el propósito eterno del Padre. Luego de exaltar y glorificar al Padre eterno, invoca la manifestación de la voluntad del Padre y su reino en la tierra; además, nos insta a que debemos perdonar a nuestros ofensores o deudores.

Antes de continuar, creo importante entender una parte específica de esta oración, en el versículo 13 dice: Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal.

¿Acaso Dios puede tentarnos que dice "no nos metas en tentación"? Leamos Santiago 1:13.
De ninguna manera, está en contra de su propia naturaleza, porque no hay maldad en Dios.

La manera más correcta de leer esto sería: "No nos dejes caer en tentación" o "No nos dejes caer en prueba". (Puedes leerlo en la NBLA o en inglés NIV)

Como También Nosotros Perdonamos a Nuestros Deudores

Perdonar a quien nos ha ofendido, dañado o herido de cualquier manera, es un acto que beneficia principalmente al que lo otorga. El perdón no es un simple concepto o práctica religiosa; es más que la renuncia a obtener retaliación por la(s) ofensa(s), es mucho más que todas éstas juntas, es una acción que involucra lo más íntimo del corazón del hombre.

Retaliación: Represalia, respuesta de castigo o venganza por alguna agresión u ofensa. En este contexto: Perdonar es más que solo evitar que Dios nos castigue.
La palabra en griego en este pasaje para “perdonamos” es “afíemi”, que se refiere a: soltar, liberar, enviar lejos; usada frecuentemente para indicar la liberación de compromisos. En términos bíblicos, es la cancelación voluntaria de una deuda.
En pocas palabras: Perdonar es dejar ir la falta en el corazón y la mente.

El perdón es una decisión personal, en la que nos desatamos del agravio y la ofensa, renunciando al deseo de venganza, restitución y resentimiento, con el propósito de traer sanidad al corazón. Perdonar no se hace por vía de decreto, por darle tiempo, por azar; es un acto intencional que involucra la obra del Espíritu Santo en nuestro corazón, enfoque, coraje y disciplina, para permanecer en la decisión de perdonar, lo cual constituye un proceso.

Durante el proceso de perdonar debemos mantenernos fortalecidos por el amor del Padre, con una conciencia firme en que así como el Padre nos perdona, su amor derramado en nuestro corazón nos ayuda para otorgar perdón.

Algunas personas hacen mención al texto bíblico:

Romanos 12:19
"No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor."

Tratando de encontrar argumentos para “perdonar” cuando realmente están anhelando venganza. Si leemos el texto completo en Romanos 12:17-21, nos insta a hacer el bien aún a aquellos que nos han agraviado, a fin de mostrar la luz a quienes están en tinieblas, por eso dice:

...ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza... vence con el bien el mal.

Como Hijos, es importante que entendamos que nuestro Padre nos defiende, después de todo no quiere que nadie abuse de nosotros.
Saber que Dios castigará al que nos hace mal, no significa que nosotros debamos odiar, guardar resentimiento o deleitarnos en su castigo.
Si nuestro Padre que les castigará lo hace por justicia y no por sentimientos de odio, entonces nosotros debemos actuar igual, pues el hijo hace lo que ve a su Padre hacer.

De hecho, el apóstol Pablo entregó a alguien al Señor para ser juzgado, y al mismo tiempo, declaró misericordia para todos los que lo dejaron solo.

2 Timoteo 4:14-16
"Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos. Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras. En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta."

No Juzguéis

Mateo 7:1-2
"No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido."

Ante todo veamos qué es juzgar. En griego es “kríno”, que significa pronunciar una opinión sobre lo correcto y lo incorrecto, evaluar o examinar mediante un criterio, decidir, condenar o establecer sentencia. Según la RAE, es valorar una conducta, emitir una opinión, considerar en cierta manera; en todos los contextos tanto del griego como del español, se refiere a emitir una opinión basado en un criterio propio o legal, es decir, que quien juzga se convierte en juez.

El Señor Jesús de manera enfática nos manda a NO JUZGAR, porque así como un boomerang cuando es lanzado regresa a su punto de lanzamiento sin dar en el blanco, así regresa el juicio que levantamos al prójimo.

El apóstol Pablo exhorta a que no debemos juzgar al criado ajeno, es decir, cuando emitimos juicio sobre otra persona (sea hijo de Dios o no) tomamos una atribución que no nos corresponde porque no somos dueños de nadie, pues, sólo el Señor puede hacerle estar firme.

Romanos 14:4
"¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme."

Existen excepciones, como cuando el Espíritu Santo decide que alguien sea juzgado por la iglesia. Hay casos en que la iglesia debe juzgar, y hay varios ejemplos en la Biblia:

Es importante recordar que el ser hijos nos da una gran responsabilidad de ser como nuestro Padre. Hagan todas las cosas con amor y justicia.

Juan 7:4
"No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio."

El apóstol Jacobo también exhorta acerca de juzgar al prójimo, es más, habla específicamente del juzgar al hermano, y lo que se hace semejante a la murmuración, contra la ley, haciéndote juez para aplicarla, cuando ya fuimos juzgados, y justificados en Cristo por su Gracia.

Santiago 4:11
"Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez."

Recuerda que el cuerpo de Cristo es 1 y existe para apoyarse los unos a los otros, en Gálatas está dicho claramente:

Gálatas 6:1
"Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado."

Pregunta reflexiva

En el título de este estudio dice "El año de llevar frutos que permanecen". Entre todo lo que acabamos de hablar, ¿Dónde hablamos de los frutos que permanecen en este estudio?

¿Puedes encontrarlo?

Dato curioso:
El libro de Santiago en realidad es el libro de Jacobo, hermano del Señor.
San Pedro, San Juan, San Marcos, San Tiago (Jacobo en Griego).
En la biblia en inglés le llaman James, todos son un mismo nombre Jacobo, Tiago y James.

¡Somos Amados del Padre!

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